Esperando la tormenta

Llegamos ayer a las 14h, fue un viaje muy cómodo. Avión hasta Munich y taxi hasta Oberstdorf.

Estamos en pueblo mediano a los pies de los Alpes, desde aquí se empiezan a ver las primeras montañas, es un pueblo de ensueño. En invierno se dedican al turismo de esquí y en verano al de montaña, no os podéis imaginar lo bien que se debe vivir aquí, se percibe en la calle. La gente es educada, respetuosa, amable, pasean por las calles tranquilos, siempre saludan. Todo esta ordenado, limpio, cada cosa en su sitio, no hay pintadas, los jardines están cuidados …

Comimos, descansamos un rato y corrimos 6 km tranquilos para mantener el tono, estiramos, hielo en las zonas doloridas, cremas y a cenar. Intentamos relajarnos haciendo bromas. La más ocurrente después de alguna tontería no reproducible fue mi idea de pedir dinero a los alemanes que estaban cenando para ayudar a la deuda Española. “Hay denme algo, que no es para mi, que es para el reino de España señorito”. En fin, un tontería, pero en el contexto de un salón lleno de alemanes ahorradores y eficientes, se me saltaban las lagrimas de risa primero y luego un poco de pena.

Hoy la cosa ya ha sido distinta. Hemos corrido 8km tranquilos, hemos hecho alguna foto, hemos estirado, nos hemos puesto frío, nos hemos acreditado y hemos empezado a hablar de lo que nos espera. El nivel de competidores que habrá, de los ritmos en las distintas fases de la etapa de mañana, del tiempo de calentamiento previo y sobre todo de mantenernos concentrados para evitar lesiones. Ahora ya no hay más tiempo para bromas, hemos sufrido mucho para llegar bien preparados y somos unos privilegiados por poder estar aquí rodeados grandes atletas. Ahora toca competir hasta donde el cuerpo aguante.

Estamos tranquilos, pero en tensión, esa tensión previa a una carrera es buena, nos pone alerta y nos ayuda. Sabemos como correr esta prueba (es nuestro tercer año) y el cuerpo responderá bien. Vemos venir la tormenta y no podemos esquivarla, sabemos que dolerá mucho, que pasaremos malos ratos, pero también que subiremos con potencia mientras tengamos fuerzas dominando estas hermosas y malditas montañas y precisamente esas sensaciones compensan todo lo malo. Correr por pendientes imposibles durante horas, sentir todo el cuerpo trabajando como un bloque sin descanso, el corazón latiendo a 140 pulsaciones, llegar a la cima de un 3000 sin una sola parada mirando tus piernas y asombrado de lo que puede hacer el buen trabajo, pedirle un poco más al cuerpo y que te más de lo que has pedido.

Mañana saldremos a las 11h (un lujo). Calentaremos bien y correremos los primeros 3 km (llanos) sin apretar mucho 4'35 – 4'40, debemos entrar regulando para activar los sistemas de energía de forma progresiva. Después tenemos una rampa muy dura de 1km y aquí cada uno se pondrá en su sitio, después estallará la tormenta de verdad, buscaremos un ritmo exigente pero asumible, hay que guardar mucho. El objetivo es hacerlo bien pero sin mostrar nuestras cartas, esperaremos pacientemente al tercer y cuarto día para ver como va todo el mundo. Al llegar tenemos que concentrarnos en el protocolo de recuperación. Llevamos un sobre con una mezcla de isotónico y proteína que nos tomaremos cada día al llegar durante los estiramientos, después … al río o al pilón para evitar inflamaciones, después comer, electro estimulación, siesta, comer, preparar siguiente etapa, blog y dormir.

Ahora os dejo hasta mañana por la tarde noche. Ya veréis como no tengo tantas ganas de escribir y menos de hacerlo con tanta metáfora.

Vamossssss